Los alimentos sin hormonas se producen a partir de carne que no ha sido tratada con hormonas. Las empresas que optan por este tipo de materia prima garantizan una alta digestibilidad y una reducción considerable de los problemas glandulares y digestivos derivados de la producción intensiva de carne. En los últimos años se ha producido un aumento considerable de la demanda de perros: esto ha provocado, sobre todo en la avicultura intensiva, un afán despiadado por aumentar el crecimiento y la productividad de los animales a costa de la salud (de los propios animales y de quienes comen esa carne).
Aunque no hay pruebas científicas concluyentes, algunos científicos afirman que, precisamente a causa de los aditivos, las hormonas y los pesticidas, muchas personas (y muchos animales domésticos) tienden a manifestar alergias o intolerancias con mayor facilidad. Elegir alimentos sin hormonas puede ayudar a limitar las reacciones alérgicas y garantiza un nivel de calidad de la materia prima superior a la media.